UTOPÌA: INFIERNO EN UN SALÓN DE BAILE
CRÓNICA-I PARTE
Corren, se arañan, ¡Dios mío sálvalos!, se arrastran y se
empujan para ver la luz de la salida, pero lo único que tienen en frente son
las ardientes llamas de fuego; ¡se escapó, el león se escapó, se escaparon los
animales! Pánico total. Las miradas perdidas en la fatal oscuridad anuncian la
negrura de la noche que se vive, se apagó la luz fosforescente, se fue el
trance, y apareció el negro enlutado del
inicio hasta el final, si tan solo…
Suenan las sirenas casi siempre, pero esta vez demasiado
intensa y la llamada, esa llamada anunciaba el fatídico hecho, él toma el traje
con cintas amarillas, aquel que su padre y abuelo, ya fallecido, habían lucido
con honor y con amor, se coloca el casco sobre la cabeza achatada de cabellera
negra, las gafas le cubren los carismáticos ojos redondos que en esta ocasión
lucen tristes. Listo ya, desciende por el tubo y se acopla, a la primera unidad
de emergencia, él esta listo: ¿Adónde vamos? Preguntó en tono acelerado. -A
Surco, Utopía se incendia, le responden.
-¿Y ese sobre?,
- nada mamá me llegó una invitación a la fiesta Zoo,
responde Verónica Cortez a su madre,
ella es una jovencita educada en una de las más prestigiosas universidades de
Lima, mientras abre el sobre negro, sí, negro que era enviado a las personas
indicadas, únicas para asistir a la disco exclusiva de Lima: “Utopía”.
Llenó un
formulario tan entusiasmada. Haber Verónica que te piden: ser blanca, tener el
cabello rubio, si es pelirrojo mejor; el lugar donde trabajas, el nombre de tu
centro de estudios, la marca y el año de tu auto, detallar todos los clubes a los que perteneces,
enumerar las tarjetas de crédito que portas, el distrito donde resides y otros
datos de este tipo, para alguien como tú, esto no es problema, serás aceptada.
Por fin, después de haber pagado los diez dólares por la tarjeta de afiliada y
abonado unos 400 que debías dar año con
año para hacer preferencial tu ingreso, estas afiliada como socia del conocido
CLUB.
¿Y quién no? No podía perderse la fiesta ZOO,
aquella a la que concurría la gente de
primera, y sí, ella, Verónica debía ocupar
la pista de baile para ponerle el ritmo al merenguito, sazonarse con la
salsa y sí se puede vamos más allá con el trance. Es un día especial, esta vez sí asistirá a la tercera fiesta que se organizaba luego
de dos meses de inaugurada la famosa discoteca del Jockey Club; con sus
delicadas manos toma el celular, para llamar a Úrsula, la amiga que la había
acompañado desde su infancia.
-
¡Listo!, Vero, nos
vamos.- le responde Úrsula con vocecita animada.
-
Te espero entonces,
llegas a mi casa y de aquí nos vamos,
será la mejor noche, te aseguro que no la olvidaremos.
Sí, claro que no la olvidaran, porque será ese día en que sus lazos de amistad
serán fortalecidos con la escena más
trágica que hayan vivido hasta entonces, aquel momento en que el “amigas hasta
la muerte” se puso a prueba; tomadas pero de la mano rebaten una a una los
golpes, los arañazos y jalones de cabello, no hay de otra, si quieren salir vivas, todo vale.
"continuará..."
No hay comentarios:
Publicar un comentario